jueves, 21 de octubre de 2010

Negocio y más negocio

Cuando una persona visita al médico por lo que él mismo considera una enfermedad, o principio de ésta, va con dos ideas de antemano: que no puede abandonar la consulta sin una receta que solucione sus problemas, y en ningún momento piensa que haya negocios por detrás de la institución médica, ya que cuenta con que su doctor le va a informar de lo mejor para él. Sin embargo, no hay nada que asegure ninguna de las dos cosas, es decir, que pruebe la eficacia de todos los fármacos y que nos asegure que nuestro médico está siendo moralmente correcto.
En una sociedad en la que el dinero lo mueve todo, se producen sobornos de todo tipo, no quedando ajenos sectores como el de la salud y la educación. Y al igual que algunos profesores ponen en las listas de libros determinadas editoriales, muchos médicos ponen en sus recetas determinados medicamentos.
A pesar de que exista una legislación que obligue a los médicos a recetar genéricos, no siempre tiene lugar dicho acto, además de que esto es desconocido por la mayor parte de la población.
Pero todo esto puede llevarnos a una pregunta: aunque los médicos recetasen genéricos, ¿de qué puede servir si los farmacéuticos hiciesen estos tratos por otro lado? ¿No te estarían vendiendo el mismo producto? ¿No obtendrían el mismo beneficio?
Otro de los problemas que tienen lugar en la sociedad de hoy es la desinformación, de lo que tanto se ha hablado en numerosos estudios; tanta información y tan poca claridad e interés, porque, ¿quién se lee el prospecto de los medicamentos? Un tanto por ciento muy bajo de la población. Sin embargo esto es muy importante, ya que en el mismo figuran los efectos secundarios, que en algunos casos conllevan a la muerte.
Con estos casos surgen las protestas y comienzan las medidas, pero siempre tiene que suceder para cambiar la situación. Así ha sucedido con algunas vacunas que tuvieron unos efectos indeseados tras su posterior aplicación en algunas personas.
Para conseguir que se consuma un determinado producto es necesario crear una necesidad, y es de eso de lo que se valen todos los empresarios dedicados a la venta, y  ocurre lo mismo en este sector. Ejemplos de este tipo son los antidepresivos, que se recetan para “depresiones”, “síndrome postvacacional”,… sin saber con seguridad cuál es su grado de eficacia.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Caprichos que acaban en tragedia

Pese a los muchos centros de recogida de animales salvajes abandonados, la cifra de estos está en aumento, lo que provoca que muchas de estas especies tengan que ser sacrificadas.
Un ejemplo sería el centro El arca de Noé de Benimantell (Alicante), que, a pesar de haber realizado una ampliación por la gran afluencia de mapaches que están recibiendo últimamente.
Muchos expertos aseguran que la causa de este aumento puede estar relacionada con la crisis. La gente, según uno de los trabajadores de dicho centro, suele creer que los animales salvajes pueden tratarse como los domésticos si se crían desde pequeños, y cuando crecen los dejan a su suerte por la naturaleza, al haber experimentado algún altercado con ellos.
Por tanto, vemos dos problemas: por un lado el sufrimiento que desencadenamos en el propio animal, y por otro un desbarajuste en la propia naturaleza, ya que un ambiente que se reconstruye por si mismo sufre inesperadamente cambios, tanto por la disminución de alimento como disputas por muchos otros factores para las especies autóctonas. Así lo expresa el ya citado Serafín Doménech, que asegura que han  “empezado a criar en libertad en el valle" de Guadalest, "desplazando a la fauna autóctona". Esto ha sido denunciado a la Consejería de Medio Ambiente y a Seprona, quejándose de la escasa capacidad física con la que cuentan para mantener a un número cada vez mayor de estas criaturas.
La misma suerte corren especies como el tigre. Muchos negociantes comercian con ellos buscando obtener una fortuna, pero la crisis provoca todo lo contrario, y cuando no encuentran salida para ellos en el mercado los abandonan.
Otros casos que por el momento si tienen éxito son las mofetas (a las que le quitan la glándula que segrega olor) y los cerdos vietnamitas.
El problema, según esta asociación, es la falta de legislación al respecto, ya que, como dice el propio Serafín, “para comprar un perro de pelea tienes que pasar un test psicotécnico pero puedes comprarte un puma sin que te pidan nada".
Por otro lado debemos menciona la falta de protección para estas especies en el país de origen, porque "en Marruecos, puedes comprar un monito por 30 euros y venderlo aquí por 4.000".
Este centro es el único lugar de Europa que recoge una variedad tan amplia de estos animales, así que si te interesa no dudes en consultar su web.
Esto tomó mayor auge en 2008, pero a día de hoy se siguen repitiendo este tipo de escenas. Así, encontramos ejemplos como el acaecido en Junio de este mismo año en Córdoba, donde los dueños de un circo australiano abandonaron 18 especies. Según afirman los dueños, los animales no están “abandonados”, si no que les tienen ahí pero les dan de comer y beber.
El final de algunos de estos animales ha sido el recibimiento de estos por el zoológico de la capital, a pesar de que una de las dueñas se arrepintió momentos después porque prefería venderlos.
Con sucesos como estos, Palma de Mallorca ha prohibido los circos que funcionan con animales salvajes.